Un febrero mágico 2010

 

Queda muy poquito, exactamente dos días, hasta que se cumpla un año, desde que una de las personas con  las que más me encariñe a distancia, vino a pasar una semana conmigo a Rumanía.
Haciendo un viaje en el pasado, ha sido uno de los momentos más hermosos que pasé en 2010. Tuve una acompañante a la que llevé por (casi) todos los caminos que conocía, con la que compartí una parte de mi hermosa ciudad y región y una parte más profunda de mí. La alegría se mezcló con las fuertes emociones que nos invadieron desde antes de que llegara. Las carcajadas de risas se unieron a las lágrimas que dejaban destacar libremente cualquier instante vivido dejandoles libertad a la felicidad,al miedo y al valor para seguir adelante.
No se me olvidará el sueño que tenía y el miedo que tenia de quedarme dormida la noche que fui a recogerla al aeropuerto. No se me olvidan la nieve, las fotos en pleno invierno, las caricaturas, las visitas en el mall, el viaje a Sannicolau Mare, las visitas a la Catedral, el tour, en lo que cupo, de la ciudad, la visita que le hicimos a mi viejo amigo Calderón,las noches en blanco... todo esos recuerdos, quedaron aquí en el corazón. Son inolvidables.
El pasado ya fue y es preferible guardar lo hermoso de él, aunque en algún lado, algo se rompió.
Me dolió mucho tiempo hasta que ese dolor se convirtió en desconfianza.
Ahora lo importante es vivir el presente, mirarlo de frente y pisar firmemente a darle forma a nuestros sueños, a lo que nos proponemos hoy, crear el futuro con las más hermosas matices del arcoiris.
El pasado no puede ser cambiado, el presente está en nuestras manos.
Quisiera que esta persona entiendiera que ante todo soy como ella, soy una persona normal, pero distinta. Siento, actuo y pienso como yo y nadie puede cambiarme excepto yo misma. Tengo derecho a sentirme feliz, tranquila, indispuesta de vez en cuando, tengo derecho a amar y a luchar  por lo que yo deseo, tengo la libertad de escoger, el cumplir mis deseos y ver la vida del color que yo escojo. Pueden criticarme, juzgarme y darme su opinión sobre cualquier asunto que me pertenezca, pero quedará siendo extraño, fuera de mi misma y en mí está la libertad de decidir si corresponde o no a lo que soy yo.
Si decido luchar por mis sueños no quiere decir que sea una ilusa, el que me juzguen y  mis sentimientos y piensamientos no cambien de la manera en la que el otro las ve, no quiere decir que esté equivocada. Nos cuesta ponernos en el lugar de otros, pero a veces es necesario hacerlo para entenderlos. Nos es permitido vivir nuestra vida, unicamente NUESTRA  VIDA no la de otra persona, por muy cercana que sea. Es maravilloso tener amigos que te comprendan y que te apoyen por lo que tú eres y sientes aunque ellos no tengan la misma opinión. De mi parte nunca he juzgado a nadie por lo que siente, por lo que desea, por lo que se propone y aunque no lo entendiera bien(porque no soy aquella persona) le he aumentado las ganas de seguir adelante, le he subido la confianza y el "yo puedo porque creo en mí misma/o." Esta es la libertad de ser tú mismo, la libertad de abrirte tal como eres y abrir tu corazón con lo que hay dentro de él. Nadie merece ser pisoteado, ni que le destruyan sus sueños.
Ahora sigo yo aquí, aún abierta, pero con el espacio limitado, con media puerta abierta hacia ella, con la verdad por delante porque intentando limitar mis sentimientos, no ha conseguido más que limitarse la entrada hacia mi espacio interior. Cuando pisas con las botas los sentimientos que tiene una persona hacia otra persona que no eres tú, el que pierde eres tú aunque no lo quieras, aunque tengas las mejores intenciones(lo que tú quieres para otra persona puede que no sea lo que ella quiere para ella misma)...y así se pierde mucho. Es una pena. La aceptación es la clave.