(todas son preciosas, para mi entrada he escogido la última de ellas. Min. 4:07)
Siempre llevan algo dentro de ellos. Algún sentimiento acogido, tan personal y propio. Algún que otro ajeno que con el tiempo guarda o arroja al viento según su fórmula interior. Algún dolor, un enojo, una molestia pues al igual que los sentimientos positivos, los menos agradables, a veces tambien transitan por nuestro interior y llegan al corazón no con el proposito de lastimarlo aunque inevitablemente se lastime sino con el fin de fortalecerlo, de derrumbar lo que no nos pertenece, de limpiar y hacer espacio para lo que realmente somos y hemos decidido ser. Una clase de quietud, de estar en armonía con nosotros mismos y con nuestro exterior o la inquietud de no poder estarlo. Amor y esperanza pues sin ellos el corazón se muere, fé porque necesitamos seguir creyendo... Siempre lo que es propio o tomamos como propio.
Los vivaces siempre llevan amor, amor para todo el mundo y amor para uno mismo. Esa clase de bendición que sientes sólo al cruzarlos, esa especie de energía inexplicable, la calma y la paz. Esos amores limpios de los corazones realmente repletos de lo que es el sentido del Universo, el sentido de nuestra existencia. La música que habita en ellos...
q lindo amiii y muy cierto!
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